¿Somos conscientes hacia dónde vamos?


perspectiva

¿Qué está pasando en nuestra sociedad con el afán donde hemos sustituido los valores humanos para adorar al dios dinero cuando no deja de ser una mera ilusión creada para el intercambio de los valores materiales dando a éstos lo que en realidad no lo valen?

Evidentemente hay algo que no funciona si unos disponen de lo inagotable mientras otros se mueren de hambre imperando el egoísmo personal sobre todas las otras cuestiones por importantes que sean esto nos demuestra que este capitalismo acérrimo que tan de moda está empezando por las religiones y gobiernos solo pretendiendo ser el más poderoso y admirado por sus logros al estar los unos (pocos) encima de otros.

Mucho nos quejamos y despreciamos que exista un nivel tan alto de suicidios, robos, asesinatos, guerras, etc., pero no nos damos cuenta que ello es producido de nuestra sociedad donde bajo innobles pretextos y justificaciones solo buscando el beneficio de unos pocos pagando su precio unos muchos por cuyo motivo hay algo que el hombre como tal, a pesar del progreso que hemos logrado, no hemos sabido llegar a encontrar un estado de bienestar.

Nos hablan de sistemas políticos, dictaduras, democracias, socialismos, etc., a cual es mejor o peor simplemente de acuerdo en donde nos encontremos para defender el sistema implantado pero la verdad es que hasta la fecha no hemos sabido encontrar uno donde la solidaridad, el humanismo y el bienestar social impere en su totalidad, al caer en las bajezas para mantener una superioridad egoísta de unos pocos.

No observamos a nuestra juventud como pide y exige un cambio social buscando este fin pero los pervertimos con nuestras ansias de búsqueda en el progreso personal y no el comunal lo cual nos está llevando poco a poco a un estado de falsa prosperidad donde se está jugando con la continuidad de nuestra especie.

Incomprensiblemente no se observan atisbos para llegar a este objetivo pues en cuanto aparece alguno de ellos, con una rapidez despiadada se eliminan sin importar su precio, sea en vidas o en su difamación.

¿De verdad buscamos nuestro final en el planeta?

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Xavi & Míriam
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¿Somos conscientes de nosotros mismos?


¡Que incongruencia!… estamos abocados a una desenfrenada carrera a la nada (nos referimos evidentemente a la sociedad en su conjunto) donde cada vez todos aparentamos tener una prisa sin saber exactamente a donde nos dirigimos.

Haciendo memoria y como anécdota y eso lo habrá notado más de uno, en alguna ocasión hemos salido a pasear dígase a comprar el periódico o a tomar un café cuando inconscientemente y por costumbre observamos que seguimos andando con un paso acelerado como si se nos escapara el último tren para llegar a sentarnos simplemente al objetivo antes mencionado.

A veces nos preguntamos si esta forma de vida que estamos tomando nos lleva a alguna parte o simplemente permitimos perdernos de la realidad y la calidad sobre la existencia olvidando quienes somos y mucho peor a quienes nos rodean. ¿Realmente vivimos más felices en la actualidad que en periodos anteriores dando unos hipotéticos valores que finalmente se quedan en nada?

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Xavi & Míriam
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Conciencia social


¿Para cuando nos dejaremos de aislarnos tan individualmente como se fomenta apasionadamente por el consumo desmadrado sin que en realidad tenga valor alguno los bienes adquiridos en lugar de ocuparnos más del pariente, vecino, o simplemente de los países colindantes sin ya ni que hablar del resto del mundo que es muy grande?

No nos damos cuenta de que estamos perdiendo los valores reales bajo una presión homicida por las campañas que nos machacan constantemente por todos los medios sólo con un objetivo «aumentar el consumo» de una forma inconsciente donde nos empeñamos hasta la médula a lo largo de los años sea en bienes duraderos o simplemente de muy corta duración.

En nuestro país por suerte en la actualidad y por un buen hacer de gobierno (ojo no nos referimos a todos los personajes en general) según las estadísticas estamos progresando económicamente pero nos están metiendo en la caverna del gran salto al vacío pues incomprensiblemente la mayor parte de la sociedad estamos cayendo en la misma trampa que tendieron a diversos países europeos y ello se reduce en el gasto desorbitado y aumento de precios con una inflación insoportable y que a corto/medio plazo nos cerrarán el crédito de golpe pues nos vamos empeñando desaforadamente sin control por parte del gobierno (ver simplemente los precios de alquileres y viviendas) sin que hasta la fecha se haya pronunciado nadie en contra; ¿Será que no interesa resaltar este tema que tanto les preocupa a quiénes disponen del capital y conocen perfectamente que luego tendrán en sus manos a nuestro País?.

Seamos sensatos y tratemos de ser más conscientes que en primer lugar está el individuo y no la demanda de materias que en verdad no tienen el valor ni sacrificio que pretenden que les demos, de lo contrario iremos a parar a lo acahecido en países como Grecia, España, etc.

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Xavi & Míriam
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Culto a la muerte


Hoy queridos lectores, os ofrecemos un artículo de opinión del periodista César Hildebrandt. Lo compartimos con vosotros porque creemos que es de interés nacional.

Xavi & Míriam

 

Culto a la muerte

Por César Hildebrandt.

Vamos camino a Texas. La gente celebra que a los delincuentes los maten de modo preventivo, en la calle y con pistola de uso personal. Es decir, estamos hablando de la privatización de la pena de muerte, la modificación ciudadana y, a pólvora limpia, de la Constitución. Nos faltan John Wayne y Charlton Heston, pero tenemos al coronel PNP ( r ) Elidio Espinosa Quispe, celebrado en Trujillo como un héroe a pesar de que con él proliferan botadores de cadáveres y que durante su gestión de sheriff pata al suelo hubo varios tibios que salieron fríos de las comisarías y otros tantos perforados de dudosa procedencia.

Pero mi país es así: ama la muerte, Somos mexicanos en eso y deberíamos tener nuestro propio José Guadalupe, ese genio mortuorio. Nosotros hacemos calaveras pero no las pintamos y eso es una grave omisión.

Así que en vez de pedirle al Estado que limpie a la podrida policía que nos amenaza, los oyentes de las radios están dispuestos a que la seguridad de las ciudades esté en manos de paisanos de buenos reflejos y puntería adiestrada. En el Perú, cada cierto tiempo, la barbarie da un golpe al Estado y se apodera del discurso popular.

De allí viene la idea de que estuvo bien matar a los sobrevivientes del MRTA que tomaron la embajada japonesa, que fue bueno para el país lo que García o Fujimori permitieron hacer en las aldeas del horror y las fosas comunes. De allí la idea de que la democracia es un obstáculo, el Congreso un detalle, la paz sólo una opción. Y el cholerío, una deuda que no hay por qué pagar.

Tenemos dentro de nosotros a un virrey pugnando por salir y un inca matachancas nos habla desde la sangre que nos recorre. Por eso el peruano se complace en le autoritarismo. Venimos de teocracias brutales, conquistas genocidas, virreinatos que usaban el garrote vil. Eso es lo nuestro.

Y lo más curioso es que esa vocación por el atajo extralegal y la sangre (ajena) derramada viene junto a nuestro cantito agudo, nuestros diminutivos, la levedad de nuestros pareceres. Hay una hipocresía nacional que merecería una patente. Basta ver a Mónica Delta negándole a representante del Movadef el derecho a hablar para entender que en el Perú la democracia es una palabra y la amnesia una solución. ¿Mónica Delta encarnando los valores de la libertad? Es para llorar de risa.

Festejar la pena de muerte en manos privadas, no ayuda a derrotar a la delincuencia: incrementará su virulencia. Habrá forajidos que ahora preferían robarles a los cadáveres.

Y tendremos el país turbulento que siempre hemos querido y creo que nos merecemos: el país en el que la mentira es fundamento de la política y donde la mayor parte de las buenas reputaciones vienen del mito y la falsedad genérica.

La violencia mayor no está en las calles. Eso es lo que nos quieren hacer creer los dueños de la gran prensa y de toda la televisión. La verdadera violencia está en la desigualdad creciente y las promesas electorales que se tiraron a la basura. La defensa propia esgrimida por Cajamarca, por ejemplo, debería ser calificada con los mismos parámetros por quienes alientan que la justicia callejera se lleve a cabo sin intervención de jueces ni fiscales.

El gobierno de Humala sostiene que le pragmatismo lo dirige. Eso significa que va a la deriva. Porque apelar al pragmatismo es el modo sibilino de decir que los principios se han abandonado. Tener éxito repitiendo lo que hicieron los antecesores, a quienes se censuró tan lúcida como severamente cuando había que distanciarse de ellos por cálculo electoral, es violencia en estado químicamente puro.

Y ahora vienen los tiroteos que se celebran y los asesinatos profilácticos. Volvemos a ser país de turbas.