La impresentable Keiko


fujiratas

 

Menuda vergüenza como país, resulta que ahora le importa más a la oposición en este caso proselitista de quien está encerrado con montones de juicios pendientes refiriéndonos a Fujimori y en especial a su “hijita” Keiko.

Con toda desvergüenza parece ser que le preocupan más los pantalones (que no sus bragas) del presidente Humala, comentario hecho para el populismo de la prensa fascista donde se relamen ante tal improcedencia y todo ello por temor a que en muchas noticias ya se está viendo como el Presidente continúa en alza por la aceptación del pueblo.

Es denigrante que se usen estas expresiones para salir a lo medios sonrientes pero sin ofrecer datos que puedan interesar para el buen gobierno del país (aunque no dudamos de la miseria en cuanto a capacidad de esta pobre opositora); por suerte poco a poco van saliendo a la luz las miserias de los anteriores gobernantes y como se ven de asustados al observar lo cerca que tienen las cárceles.

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La niña de Fujimori


keiko fujimori

 

¡Hala!…  ¿Hasta dónde pretende llegar esta descarada mujer al oponerse contra Nadine y justificando que ello representaría la continuidad de Humala?

Nos preguntamos si esta mujer cree que somos idiotas (con todo el respeto hacia ellos) o algo parecido pues tal como dice que Nadine sería la continuación del «Humalismo», la Fujimori siguiendo la misma observación que ella hace le corresponde “la continuación de los asesinatos”.

Con lo bien que estaría calladita sin meterse en política y aún no ha aprendido que por la boca muere el pez.

La otra parida, por no decir chapuza, que pretende es bloquear el viaje de Humala a Cuba cuando allí estarán la mayoría de presidentes del continente sudamericano.

Tal vez deben ser los anhelos de lograr una presidencia y presentarse ella como la redentora del mundo y llevarse el pato al agua.

¡Venga ya!, menos publicidad y pantallas para que la recuerden saliendo en la prensa azul, por no decir a diario, pretendiendo ganar las próximas elecciones pero tiene el problema del vergonzoso continuismo fujimorista reclamado por medio mundo para juzgarlo también.

Parece ser que no entiende que cada país democrático tiene el modelo que elige su pueblo, para lo cual lo primero que debe hacerse desde otro país es respetar esté o no acorde con sus ideas y eso aún no lo ha comprendido.

En democracia la única ley que impera sobre todas las demás es el respeto por la decisión de un pueblo y a partir de aquí formalizar las leyes que se quieran pero quien está en contra del principio básico mejor será que se retire de la política sujeta por esta forma de gobierno por lo que en el caso de que el Presidente de nuestro país si ha pedido simbólicamente permiso (que por cierto no tiene el por qué sino para informar sobre sus ideas, movimientos y programas) no se debe olvidar que representa a la mayoría de los ciudadanos, todo lo demás son pataletas injustificadas para salir en los medios.

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Pestilencia fujimorista


Según parece con todo bombo y platillo en el día de hoy 11.10.2012 se presenta la petición de indulto para el condenado Fujimori.

Nos sorprende de verdad la caradura de esta familia ya no por el indulto sino también, y como añadido, el haber reclamado la paga al mismo (que le devuelvan la pensión) por uno de sus “hijitos” en cuanto está cumpliendo condena (¡menuda caradura!), y encima tener pendientes otros juicios tanto en nuestro país como fuera de él.

La verdad, nos da que pensar a cuanta gente llegó a sobornar para que exista tanta publicidad y exposición en tipos de prensa que todos conocemos por sus inclinaciones fascistas.

Esperemos que esto no conlleve al indulto que ello si provocará la auténtica división del país.

El indulto a Fujimori además de ilegal es sobretodo una infamia a la dignidad de cada uno de los peruanos y peruanas. NO AL INDULTO A ESTE DELINCUENTE.

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«Ollanta Humala ha dejado de ser el Presidente de la República y se ha convertido en el administrador del sistema que dirige la derecha»


Hoy, queridos lectores, compartimos con ustedes una entrevista hecha al periodista César Hildebrandt por la revista Ideele en la que, desde un punto de vista lúcido y sensato, nos invita a despertar del letargo mental en que la mayoría de medios de comunicación nos quiere mantener. Muy recomendable la lectura completa de la entrevista y esperamos sus comentarios.

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César Hildebrandt:

“La orquesta de Humala no toca con partitura”

Por: Glatzer Tuesta.
(Fuente: http://www.revistaideele.com/ideele/content/c%C3%A9sar-hildebrandt-%E2%80%9Cla-orquesta-de-humala-no-toca-con-partitura%E2%80%9D)

–En una de tus últimas columnas de Hildebrandt en sus trece dices que recordar es morir. Ella expresa mucha añoranza por lo que en un momento fue la política y el periodismo, que todavía combinaban la inteligencia con la decencia, la posibilidad de que los peruanos podamos ser mejores. ¿Qué cosa crees que ha pasado?
–Lo que creo que pasó es que en un momento dado la educación pública colapsó y no se ha reconstruido. Es a partir de ese naufragio que nuestros valores y nuestros referentes culturales cambian, y desaparece la inteligencia de los medios de comunicación. Ahora, en el último periodo, lo que ha pasado es que el poder económico ya no tiene intervención ni asiento en los directorios de los medios de comunicación, porque ahora el poder económico es la gran prensa. Entonces, claro, el divorcio con la inteligencia, la cultura, es absoluto; es una separación violenta la que se ha dado aquí. En pocos países de América Latina esta vieja convivencia entre el talento, la inteligencia, la cultura y los medios de comunicación se ha interrumpido de un modo tan brutal como en el Perú.

–Dijiste en ese artículo que los medios están llenos de bobos y de sirvientes, porque para eso solo se necesita poder hablar y no salir del lugar común.
–De lo que se trata es de empobrecer la agenda y convertir la política en un monólogo paporretero que, como un catecismo, repita una serie de monsergas ideológicas y políticas, mucho más que científicas, para perpetuar lo que hay. Todos los mensajes de los grandes medios de comunicación en el Perú, y en Lima sobre todo, están destinados a convertir en eterno lo que debería ser meramente episódico. Otros países ya están de regreso del liberalismo pinochetista.

–¿Humala, qué es? ¿Cómo lo defines en este año de gobierno?
–Yo creo que ya es tiempo de ser cautelosamente cruel con Humala, respetando la investidura que representa. Humala es nada, es una suerte de continente en el que cabe todo; es un recipiente en el que puedes poner todo lo imaginable.

–¿Ése es el principal riesgo en torno a lo que se puede venir?
–Humala está convencido de que el sistema y sus mentores son inamovibles, y de que el poder económico no es su socio sino el poder, y que él es un administrador, una suerte de gran gerente con ciertos poderes; no el Presidente del Directorio, sino implemente el gerente ejecutivo de un gran país que se llama Perú, Marca Perú. En esa perspectiva, depende de las exigencias del Directorio. Si mañana éste le solicita más sacrificios, mayores ganancias y mayores tasas de retorno, el señor ajustará, no tengo ninguna duda. Él ya está convencido de que el Perú es una gran empresa con un horizonte determinado, con un cauce absolutamente inamovible, y que él tiene que trabajar en esa perspectiva. El Presidente de la República ha dejado de ser el Presidente de la República y se ha convertido en el administrador.

–¿En qué momento decide eso? ¿Solo al asumir la Presidencia se da cuenta de que él no puede romper esas estructuras, o es que ya sabía que iba a ser así?
–¿A la víctima le resulta trascendente saber cuándo el cogotero sacó la daga? A mí no me interesa si nos mintió antes, nos mintió después o nos mintió durante. Si fue Nadine la que, sumergida en un baño de realismo, lo convenció de que las cosas tenían que ser así; o si se lo dijo Roque Benavides en una conversación privada. O si fue Salomón Lerner, gran pragmático con discurso centrista, el que se lo dijo.

–Has mencionado a Nadine. Ustedes han sacado en su semanario muchas cosas que dan cuenta del reacomodo de Nadine en este nuevo escenario. Por ejemplo, se discute un viaje a Brasil donde se reúne con la presidenta Rouseff, y uno lee la Constitución y en ningún lado dice que la esposa del Presidente puede ir representando al Estado.
–Es un dulce golpe de Estado permanente: la señora Nadine es exactamente eso. Es curioso, porque hay una pincelada de sutil mezquindad de su parte, en el momento en que el pobre Ollanta Humala está acusado por su padre, zarandeado por la prensa en relación con el caso de su hermano Alexis; es en ese momento que la señora –y ése es para mí el mensaje– le dice a su marido: “Pues te quedas con tu cochina familia, que yo me voy a ver a mi Presidenta de Brasil, me descontamino de toda esta porquería”. Es un caso tremendo de egoísmo fastuoso el que tiene esta señora, que está perdiendo la brújula y que está siendo haciendo pasible al Gobierno de una acusación formal, porque se está tomando atribuciones que no podría tener.

–¿Cómo defines al Gabinete? ¿Cómo ves la relación de Humala con ese grupo de trabajo?
–El Gabinete es al final un reflejo perfecto y casi proporcional de Humala, es el Gabinete que él necesita. Al final de cuentas, ¿quién con una gran personalidad puede estar en un gobierno que no tiene norte, que no tiene metas? De repente aquellas altruistas, aquellas más o menos dignas de la Cruz Roja u organizaciones filantrópicas.

¿Quién con una suerte de equipaje político-ideológico puede estar en un Gabinete de un Gobierno que no tiene ningún tipo de horizonte? Humala elige esa gente. No solo eso: Humala no le da partitura a esa breve orquesta de gente casi inexistente, porque si le da partitura puede crear una suerte de disciplina peligrosa. De lo que se trata, justamente, es de no tener partitura, de no tener pieza que tocar, de improvisar todos los días y de ir con paso decidido a ninguna parte.

–He conversado con alguna gente que conozco del propio Gabinete y otra que me ha contado, por ejemplo, que la elección de algunos ministros ha sido directamente de Nadine. Además, los asesores –Villafuerte, Roy Gates– están generando una dinámica que no se nota mucho, pero que está sentando bases. ¿No crees eso?
–¿En qué es importante Villafuerte? ¿En qué es importante Roy Gates? Al final, sus tramas son ínfimas, o sea, no llegan a pasado mañana; son napoleones de bolsillo, de plástico. No hay una estrategia que me diga que están trabajando todo un plan para crear una suerte de oficialidad que al final sea un contrapeso y proponga una suerte de centrismo más o menos nacionalista. Mentira: están en nada.

–Tienen facultades para ver cosas de defensa y seguridad. El riesgo no va por ahí, sino por la inoperancia, el querer ganar tiempo, la demagogia punitiva.
–Humala es un jugador de fútbol que desde el minuto dos de empezado el partido está deseando que termine. Yo lo veo así. Minuto dos, y el tipo está mirando al árbitro a ver cuánto falta, y faltan 88 minutos que van a ser martirizantes para un hombre que se comprometió a tanto y que, además, ahora está obligado a no hacer nada, porque el compromiso de Humala es, precisamente, dejar todo quieto. Tienes razón en que Nadine ha sido decisiva en esta evisceración del Gobierno, en esta castración. Nadine es un homenaje a Freud, es una castradora: ha dejado al Gobierno eunuco por completo. Y es un Gabinete de eunucos, al final de cuentas, dicho con el mayor respeto y el sentido más metafórico de la palabra.

–¿Espera que acabe el partido para ir a jugar otro?
–Sí. Ella está convencida de que un tanto con el fujimorismo le va a permitir la modificación constitucional que a su vez le permita postular el año 2016, y el viaje a Brasil no fue sino un ensayo para ver cómo le salían las cosas.

–Cambiando de tema: Hace unas semanas, uno de los mandamases de Newmont salió a decir que no hay condiciones para Conga. Y luego salieron Humala y Juan Jiménez anunciando que “se suspende Conga”. Es decir, el Gobierno no ha hecho lo mínimo para romper esta dinámica por la que el que manda, el que mueve la plata, es la industria extractiva, porque el que da la voz de todo este proceso que se encadena hasta ahora con la suspensión es Newmont.
–Creo que es una retirada estratégica, que van a volver, que van a utilizar esos dos años mientras hacen los reservorios. Y claro, la pregunta es: ¿Y si esto ya no va, cómo están invirtiendo millones y millones en dos reservorios gigantescos que son parte de los otros ocho que van a hacer? Quieren utilizar estos dos años para enamorar a Cajamarca de una manera mucho más disciplinada, orgánica, con el presupuesto en la mano, y neutralizando al partido del cura Arana. Entonces, van a utilizar estos dos años para un trabajo de seducción. Cumplidos estos dos años Conga regresa, no tengo ninguna duda, y es un buen plan. Éste no es el plan de Humala; éste, como dices, es el plan de Newmont, bastante bien asesorado. Es un plan perfecto.

–Dos mil catorce, elecciones regionales, otro contexto político, una relación distinta.
–Es que de repente Santos, sin Conga, ya no es Santos, deja de existir. Porque Santos es un líder “anti”, mucho más que proganadero. Yo nunca he visto a Santos junto a una vaca; yo lo he visto en la laguna protestando. Le quitas el “anti” y se queda colgado de la brocha. Ése es el problema, y eso lo ha visto alguien más inteligente que el Gobierno, y entonces Conga regresa en dos años, no tengo duda.

–Alguna gente vinculada al Movadef y a Sendero, desde la educación u otros lados, está tratando de generar actos políticos muy concretos. ¿Qué te parece la manera de afrontar el tema? La respuesta del Primer Ministro ha sido sacar una Ley del Negacionismo.
–Yo no estoy de acuerdo con ninguna ley sobre el negacionismo. Me parece un atentado contra la libertad de expresión, que es aquella que emiten nuestros adversarios. El derecho a emitir una opinión tiene que ser un derecho inalienable. En segundo lugar, yo sí creo que el Movadef es un seudónimo de Sendero Luminoso y que hay que tratarlo como tal; y eso no significa que tengamos que reprimirlos, sino cuidarnos de esa expresión.

Creo que fue un error no darle al Movadef el pase respectivo para que se inscribiera ante el JNE, porque es mucho mejor tenerlos en el redil de la formalidad que tenerlos, ahora, como quiere el señor Alfredo Crespo, perseguidos, atenazados por el sistema, despreciados por la democracia formal que es tan chiquita que ellos no caben allí.

–Y pueden terminar siguiendo a Quispe Palomino o a otro sector vinculado a acciones violentas que les diga: “Ya ven, ustedes quisieron entrar y no los dejaron. Ahora vénganse al monte; aquí es donde debemos hacer las cosas”.
–Quispe Palomino ha perdido esa capacidad de seducir, de convencer, de persuadir. Pero sí creo que pueden darse las condiciones para que alguien más inteligente que él cree una alternativa violentista distinta. No olvidemos que ya hemos pasado por eso. En los años 60, una sociedad brutal derrotó a la guerrilla, primero a Blanco, luego a Lucho de la Puente, al MIR y al APRA rebelde. Nos ensañamos con esa gente, los enterramos y los baleamos antes, y murió Javier Heraud y creíamos que habíamos vencido esa especie de cáncer social que no era ningún cáncer, sino la expresión de un gran malestar. El resultado fue que mientras eso sucedía, un oscuro profesor estaba creando en Huamanga lo que sería la gran pesadilla. No nos vaya a pasar lo mismo…

–¿Cómo hay que actuar con el Movadef?
–Yo tendría con el Movadef una actitud sumamente cauta. Hay que cerrarle los pasos a la violencia, pero no a los que quieren justamente ser parte de un sistema electoral en el que ellos tendrían cabida. ¿Por qué la amnistía general no puede ser un tema de debate? ¿No puedo discutir sobre eso? ¿Me siento impotente y tengo que reprimir eso? Mucho cuidado con la exasperación, con esos mensajes de la derecha de que con ellos nada y no se negocia. La pregunta es: ¿Y quiénes son ellos? La chica de 19 años que salió en Youtube atacándome, ¿no es acaso una chica convencida de que el Movadef es un movimiento justo? ¿Qué tengo que hacer? ¿Meterla presa porque opina que soy un agente del imperialismo? No, no, yo debo discutir con ella.

–Yo hablo con Mauricio Mulder y maldice a los radicales y al Movadef; hablo con Lourdes Flores y dice que es un horror que esto esté pasando; Lourdes Alcorta, ni se diga.
–Lourdes Alcorta se ha convertido en uno de los oráculos, y eso revela en la situación de postración intelectual en que se encuentra el país. Lo único que puede proferir son interjecciones, las onomatopeyas del horror, ¡bum, bum! ¡bam, bam! La señora Alcorta es un producto extremo de Tarantino y, sin embargo, la consultan y es un referente y es la derecha pensante entre comillas. Yo veo con mucho temor y escalofríos cómo se está enfrentando ese asunto de la desafección juvenil respecto al sistema. Y la pregunta es: ¿Y qué quieren? Humala prometió cambiar el país. Sentí una suerte de pánico intelectual controlado cuando una chica del Movadef me dijo en un video, que estaba dirigido a mí, si acaso Túpac Amaru no fue juzgado como traidor y ajusticiado, y que 200 años después fue reivindicado. ¡Madre mía! ¡Qué razonamiento! Eso no es broma, eso es para tratarlo con mucha seriedad.

–Nuevamente cometemos errores porque no sabemos cómo llegar a la juventud, no tenemos alternativas para ellos.
–La conclusión para mí es que en el Perú se construye por enésima vez un foco violento, autodestructivo, gracias a esta política de tomar distancia de todo aquello que resulte inaceptable, de condenar todo aquello que resulte hereje y de considerar que todas las personas que están lejos del sistema son enemigos irreconciliables. Yo pienso, modestamente, que el gran enemigo del Perú es el sistema, el que no permite que el Perú sea el país que esperamos: reconciliado, relativamente convocante.

Todos han sido al final decepciones de regímenes que, pudiendo ser transformadores y constructores de una idea que pueda reunir a todos los peruanos, al final resultaron excluyentes y terminaron, como decía Ciro Alegría, disparando máuseres. Andrés Avelino Cáceres, el gran héroe de la resistencia, llega a la presidencia y defrauda a los campesinos que lo habían llevado al poder y se convierte en un aliado de la oligarquía, tan aliado absoluto que quien lo sucede es su viejo enemigo Piérola. A eso le sigue toda esta sucesión de decepciones encadenadas.

–La última decepción es esta gran transformación que nunca empezó. Y con un Ollanta Humala sujeto a las decisiones de sus ministros. Y uno dice: ¿Ollanta Humala no le puede decir a Castilla: “Oiga señor, yo quiero caminar en esta dirección”?
–No puede, porque a la exclusión y al monopolio perverso del poder se une esta especie de soberbia inaceptable de la derecha, que lo controla todo, que lo dispone de todo, que decide a través de Castilla cuánto debe recibir la educación. Al final es eso: el poder absoluto. No nos engañemos, no vivimos en democracia. Si no tenemos a Luis XVI es porque Humala no da la talla, pero podríamos generar un Luis XVI.

No le puede decir castizamente “¡oiga, carajo, qué le parece si aumenta el presupuesto en Educación!”. O exige un poco más de tributos a la gran riqueza nacional que se llena de exoneraciones y extensiones y le pasan esos millones. Castilla es el hombre del Banco Mundial, del Fondo Monetario, y de una nueva organización que es importantísima que se llama Nadine. Entonces, está atornillado.

–En cuanto a la naturaleza militar de Ollanta, podría servirle para poner cierto orden, hacer las cosas de tal manera. No digo que sea al estilo del cuartel, pero sí utilizar algunas disposiciones para que las cosas caminen distinto. ¿Eso cómo lo ves?
–Para poder dar órdenes hay que saber a dónde se va, saber qué vas a hacer. El problema de Ollanta no es que no tenga capacidad de dar órdenes, sino que no sabe qué diablos va a hacer, y es el Presidente.

He sido cachaco amateur. En el colegio militar, Armando Artola, quien era mi coronel, sabía qué quería, qué disciplina imponer, porque sabía exactamente cuáles eran sus parámetros y metas. Y el problema es que si no tienes metas, qué te va a servir un carajo, si no sabes a dónde ir.

–Por último, Alan García será descubierto en alguna de estas cosas de corrupción que lo investigan. No estoy diciendo que necesariamente estuvo vinculado a alguna de ellas, pero…
–Yo no tengo ninguna duda de que él estuvo vinculado. El problema es si le encontrarán pruebas. Nunca se sabe, nunca llegaremos a saberlo hasta no encontrarlas. Somos de la misma generación, nos llevamos meses de edad. Lo conocí pobre, mesocrático, y ahora es multimillonario. Entonces, no tengo ninguna duda, absolutamente ninguna duda de que Alan García ha cogido dinero mal habido del Estado. Ahora, cómo probarlo. Es inteligente, no deja huellas, no firma nada: compra casas en fidecomiso, las revende por tercerías, es un genio; o sea, Rififí es un bebé de teta frente a García. Imagínate un procurador que tiene con las justas cuatro empleados y una secretaria, qué va a poder seguirle la huella al señor García, si no le ha podido encontrar la huella al señor Fujimori. Hasta ahora no hay ninguna prueba sólida de que el señor Fujimori robó. Sabemos de sus ministros, de los hallazgos millonarios de sus funcionarios, pero ¿qué de Fujimori? Ni un dólar.

–¿Tú crees que van a indultar a Fujimori? Keiko salió a decir que no le ve voluntad al Presidente ni a sus procuradores ni a sus ministros, pero el indulto no es solo cuestión del Presidente…
–Keiko ha dicho: “No le veo voluntad al presidente ni a sus ministros”, pero se olvidó de mencionar a Nadine. Va a haber un canje; estoy convencido de que es una posibilidad. Y después del viaje a Brasilia, es una gran puerta, es un portón.

LA FUJIMORIZACIÓN


Y por qué está en todas partes

Artículo de Gustavo Faverón.

Queremos suponer que la «fujimorización» del Perú es una suerte de enfermedad que sólo afecta, de manera específica, a quienes desperdician la posibilidad democratica votando por el fujimorismo. Lamentablemente, no es así. Lo que llamamos «fujimorización» no se circunscribe a los votantes fujimoristas; afecta a los peruanos mucho más allá de ese límite. La manera más discreta y breve de descrfibir la «fujimorización» es señalarla como un proceso de pérdida de vergüenza ante los hechos que más obviamente deberían avergonzarnos.

Antes de la primera elección de Alberto Fujimori, en 1990, los peruanos les pedíamos a nuestros políticos un cierto grado de decencia. Nada extremo: la política siempre ha perdonado demasiado. Pero no elegíamos gobernantes que fueran evidentemente vergonzosos o vergonzantes; si resultaban serlo, eso lo descubríamos en algún momento de los siguientes años, no durante el tiempo de sus candidaturas. O se trataba de gobernantes arribados a una posición de poder por la fuerza de las armas, la manipulación, los juegos de influencia; no convertíamos alegremente en dignatarios a los maleantes por voto popular.

Hoy, Keiko Fujimori puede decir en un débate público que «la mayoría» de sus asesores «son intachables» y eso no ocasiona un escarnio multitudinario. Unos observamos el lapsus de mediana transparencia; otros, le critican la falta de tino para expresarse; otros, una gran parte, no se fijan, no ven nada extraño. La verdad es que a Keiko Fujimori le basta con decir que un cierto asesor no ha sido condenado para volverlo viable. «Intachable», en la lengua del fujimorismo, es un adjetivo que puede designar a alguien que escapó de la justicia por un pelo. Para hacer política en el Perú con aire de legitimidad basta con estar fuera de la cárcel. Y, como sabemos, ni siquiera esa es una condición necesaria.

Pero la «fujimorización» va más allá. Los peruanos hemos aprendido a convivir con muchas más cosas. Un cardenal puede ridiculizar la democracia y los derechos humanos, y servir descaradamente a los afanes políticos de una banda inmoral, sin que eso socave su posición como jefe de la Iglesia en el Perú. Puede perseguir a una universidad, instrumentalizando a la justicia con la ayuda de sus aliados autoritarios, sin que el asunto sea entendido como una afrenta contra la libertad de pensamiento y como una humillación contra la moral cristiana.

Los periodistas pueden torcer cualquier verdad sin esperar que su deshonestidad les acarre un castigo de ninguna especie. Los dueños de un medio de comunicación pueden adelantarse a la cooptación de la futura dictadura y obsequiársele de cuerpo y alma aun antes de que el régimen sea nuevamente realidad. Un enorme sector del país cierra los ojos voluntariamente ante la evidencia de esa vileza y olvida cualquier estándar ético o moral: hasta que pasen las elecciones y se aseguren cinco años de un modelo económico que les permita vivir sin mirar alrededor, están dispuestos a colocar sus principios (incluso si esos principios son fingidos y superficiales) en la congeladora.

El otro vector de la «fujimorización» es la estupidez. Lamentablemente, ella atañe también a muchos de quienes se oponen al regreso del fujimorismo. Gran parte de la oposición (porque, en la práctica, quien se enfrenta al fujimorismo en el Perú ya está en la oposición) ha olvidado que la defensa de la moral nacional no es una bandera ridícula. Tras años de llamar, despectivamente, «moralistas», a cualquiera que propusiera unas formas de convivencia no sólo legal sino realmente civilizada, ahora les es totalmente ajena la noción de defender la legalidad en nombre de la ética y la moral.

Una parte de eso la he visto yo de cerca: la blogósfera, por ejemplo, fue capturada hace años por una parvada de tontos disfuncionales a los que la propuesta de cualquier norma de respeto mutuo les parecía «autocrática» o «autoritaria». En la práctica, instituyeron un espacio en el que la pose de defensa democrática conviviía con todas las formas imaginables de desprecio por el otro, desde la campaña de desprestigio hasta la irrupción en la privacidad ajena, desde el chantaje hasta la censura a quienquiera que se atreviera a responder. A cambio de columnas en diarios que hoy son poco menos que voceros del fujimorismo, o de cachuelos payasescos en programas de televisión, esos bloggers convirtieron un espacio potencial de respuesta al fujimorismo en uno más de sus frutos. Basta ver la manera en que tratan la coyuntura actual, como si las elecciones de este domingo fueran un partido de fútbol o el siguiente número de un cómic.

La «fujimorización» de la sociedad peruana es la que convierte a mediocres en estrellas. Está en la televisión de Lúcar, de Pérez Luna, de Magaly Medina, de Bayly, de Beto Ortiz, de Aldo Miyashiro. No importa si circunstancialmente alguna de esas personas está en favor o en contra del fujimorismo: sus vaivenes y sus zigzagueos son el fruto de la perversa educación en la banalidad que inició Alan García en 1990 y que prolongaron e hicieron costumbre Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, Martha Chávez, Luz Salgado, Luis Delgado Aparicio, Jorge Trelles, Martha Hildebrandt, Luisa María Cuculiza, etc., la misma que hoy representa Keiko Fujimori.

Es irónico: uno ve las columnas publicadas por los bloggers de mentalidad infantil, los libros escritos por los novelistas del fast-food a destajo, los programas de televisión que engendra tanto payaso bidimensional, y luego uno ve a Keiko Fujimori como candidata presidencial, y uno se da cuenta de que todo es lo mismo: por encima de cualquier otra cosa, es la desvergüenza de la idiotez, la admiración por la mediocridad, la insólita y orgullosa victoria de la inpacapacidad de reflexión.

Más allá de que este domingo gane Ollanta Humala o gane Keiko Fujimori, el hecho de que no haya ningún partido político real y suficiente detrás de ninguno (ni detrás de ninguno de los candidatos que quedaron en la carrera) ya es una victoria de la «fujimorización».

Obviamente, será peor si además gana el fujimorismo. Pero sería un gran error creer que el fujimorismo político es el único rival. El proceso de pérdida de la vergüenza y de pérdida del orgullo, el proceso de creciente desamor por la inteligencia y por la actividad intelectual, el proceso de desvanecimiento de los límites éticos y de la conducta moral, todo eso a lo que llamamos «fujimorización», sigue adelante, y es el rival trascendente, el que deberemos derrotar, sin importar cuál sea el resultado de la elección.

La sola coyuntura de elegir entre dos opciones y que una sea una mafia, y que esa mafia tenga el apoyo de millones de peruanos, ya es una derrota, de la que tendremos que resarcirnos pronto si queremos ser un país viable.

Elecciones en Perú: por la dignidad y la memoria o el dinero y la corrupción


La segunda vuelta electoral en Perú nos hace preguntarnos si ¿debemos aceptar el robo y el asesinato como costo inexorable de una gestión gubernamental?

Tenemos que recordar y rechazar sin titubeos ni miedo el peligro que significa el retorno del fujimorismo:

–          Fujimori cerró el Congreso y convocó a uno donde la verdadera oposición no estuvo representada.

–          Fujimori abolió por la fuerza una Constitución elaborada en consenso y perpetró, junto a sus aliados, una que sirvió de armadura para las grandes empresas.

–          Fujimori aterrorizó y arrinconó a los sindicatos y hay pruebas de que el asesinato de Pedro Huilca, secretario general de la central de trabajadores más importante del país, fue parte de una conspiración fraguada en el Servicio de Inteligencia.

–          Fujimori corrompió como jamás se había visto al poder judicial (el día del golpe su secuaz Montesinos se robó una tonelada de expedientes que podían ser incómodos o con los que se podía chantajear).

–          Fujimori castró a la Contraloría poniéndola al servicio de la impunidad y nombrando a jefes pusilánimes que jamás se le enfrentaron.

–          Fujimori logró que todos los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas fueran ladrones y sacaran dinero en efectivo que muchas veces cargaron en costales y llevaron a Palacio de Gobierno.

–          Fujimori destituyó humillantemente, desde su Congreso anuente, a los magistrados del Tribunal Constitucional que se opusieron a algunas de sus tropelías mayores.

–          Fujimori alquiló casi a la totalidad de periodistas de la televisión y compró, al cash, a los propietarios de los canales.

–          Fujimori remató las empresas públicas a previo vil encargándole la tarea a una serie de sinvergüenzas que muchas veces fueron juez y parte dado que ofrecían lo que ellos, en sociedad con otros, terminaban comprando.

–          Fujimori fue el autor intelectual de algunos de los más notorios asesinatos del llamado Grupo Colina, una pandilla de asesinos que el mismo señor Fujimori (y allí están los documentos) ascendió, primero, y amnistió, después.

–          Fujimori hizo de la Fiscalía de la Nación una sucursal del poder ejecutivo y en la que fue tragicómicamente célebre el papel que le cupo a la “fiscal vitalicia” Blanca Nélida Colán, sentenciada después a diez años de cárcel y liberada tras cumplir dos tercios de su condena.

–          Fujimori malversó alrededor de dos mil millones de soles –ese es el cálculo conservador- y creó una red personal y familiar para robar hasta las donaciones en efectivo que le fueron entregadas en Japón.

–          Fujimori permitió que su asesor más cercano, Vladimiro Montesinos, se enriqueciera hasta la obscenidad (en una sola cuenta suiza se encontró 48 millones de dólares a su nombre) y, a pesar de saberlo (porque lo supo plenamente en el año 2000 cuando el periódico que dirigía el periodista César Hildebrandt difundió una cuenta de 2’666,660 dólares en el limeño Banco Wiese) lo defendió diciendo que esa prosperidad venía de “asesorías a empresas extranjeras”.

–          Fujimori permitió que en su avión (el presidencial) subieran bultos extraños y dineros múltiples hasta que un día una investigación independiente, auspiciada por una agencia norteamericana, descubrió 170 kilogramos de clorhidrato de cocaína escondido en el fuselaje de la nave.

–          Fujimori creó una masiva prensa mercenaria destinada a enlodar a sus adversarios, prensa que teledirigía Montesinos.

–          Fujimori cuando no pudo conseguir una mayoría parlamentaria que avalase todas sus arbitrariedades, ordenó a Montesinos que comprara diputados sacando miles de dólares de las arcas públicas.

¿Este fue el mejor gobierno de la historia del Perú como lo dice Keiko Fujimori?

¿Por qué el círculo fujimorista actual está formado por quienes participaron del gobierno corrupto de Alberto Fujimori?

Para los que aun tengan dudas, leer este artículo donde se prueba que desde por lo menos el 2005, Fujimori y sus seguidores planificaron su retorno al poder. Luego de varios contrastes inesperados, optaron por una candidatura de repuesto: Alberto Fujimori y la candidatura de repuesto

 

Xavi & Míriam

Sociólogo Julio Cotler analiza segunda vuelta electoral peruana


El sociólogo Julio Cotler hace un análisis del escenario de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales peruanas.

Muy recomendable verlo si queremos entender que es lo que pasa realmente en el Perú: