LOS ILUMINADOS


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Menuda panda de granujas y aún más ingenuos los que les hemos seguido o creído en sus apologías al capitalismo acérrimo mientras usan todos los medios de publicidad y poder tanto en comunicación como la fuerza bruta solo con un objetivo “dominar y subordinar al pueblo”.

Es denigrante y criminal que los gobiernos como es el caso de España hayan logrado que el mismísimo pueblo se sienta culpable del mal hacer de estos sinvergüenzas que tan solo se preocupan de engordar sus bolsillos por más hambre que padezca el pueblo, mientras éste cuanto más se le pisotea más sumiso y subordinado se queda.

La verdad, cada pais es libre de hacer lo que le apetezca pero pero es inadmisible que unos pocos puedan subordinar a otros para el beneficio de unos quedando indefensos ante tanta humillación por el sometimiento de sus infames dirigentes.

Lo que esta sucediendo en España es una vergüenza a todos los niveles y mucho peor con la aceptación de un pueblo castigado en niveles vergonzosos donde tan solo importa el “sacrificio” de sus habitantes refiriéndonos al pueblo trabajador y luchador para ganarse un trozo de pan al día a día mientras esta minoría de iluminados se lo va esquilmando.

Da verdadero asco observar la prepotencia de unos sobre los otros mientras la sumisión aumenta por la debilidad y necesidades que han ido creando, lo cual nos plantea la pregunta: ¿Vale la pena vivir en estas condiciones? O mejor será empezar una rebelión pese a que estos iluminados la disfracen con adjetivos como muy bien saben hacerlo tales como: terroristas, criminales, etc. etc. donde desgraciadamente son toda esta panda quiénes han creado la muerte de miles de personas no importándoles sus consecuencias.

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Xavi & Míriam
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Increíble justificación a los toros


 

Menuda insensatez la publicada el día 26.11.2012 por Jaime Miranda Sousa en su blog del diario EXPRESO simplemente para defender las salvajes corridas de toros de las cuales solo son para la satisfacción y placer de unos pocos justificándolas con no sabemos ya cuantas tonterías no equiparables a las mismas.

Estos altos defensores del padecimiento de los animales por el placer de verlos morir sangrando para lucimiento de un personajillo que bien armado le va dando estoques nos parece una salvajada de una época ya pasada, y mucho más pretender justificarlo con la muerte rápida y no espectacularizada para incitar los instintos criminales.

Bien es verdad que hemos de comer pero parece ser que esta gente no entiende que si bien nuestro cuerpo necesita de seres vivos para mantenernos no debemos hacer de ello un espectáculo y por supuesto hacerlos padecer lo menos posible.

Parece mentira que individuos formados y conscientes sigan explayándose en tales argumentos cuando en la mayoría de países civilizados estas costumbres han quedado no ya obsoletas sino prohibidas.

Como les gusta a esta sarta de individuos, espectáculos afines a ello al igual que uno de los ejemplos que expone como puede ser el boxeo.

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Xavi & Míriam
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Fascismo visceral


 

Mentes tan retorcidas y egoístas incapaces de escuchar, oir y dialogar para intercambiar pensamientos, ideas o propuestas con planteamientos alejados del ruin fanatismo siguen pululando en las fechas actuales e incluso permitiéndose publicitar las alegorías a Hitler, Franco, Pinochet, etc., etc.

Este fascismo tan visceral que demuestran algunos fanáticos tan marcados como Luis Garcia Miro en el diario Expreso nos da que pensar como a lo largo de la historia todavía no han aprendido o no se han dado cuenta de la cantidad de muertes que han ocasionado Hitler, Franco, Pinochet y un largo etc. siempre por estar en desacuerdo con sus ideas y como no incluyendo sus intereses personales con su egolatría de poder.

En el mundo el cual hemos entrado y cada día más apreciando la “democracia” en toda su extensión de la palabra, las verborreas de estos seguidores vergonzantes con su apología al verdadero terrorismo deberían prohibirse estas alabanzas a criminales reconocidos y condenados por todo el orbe mundial.

Es incomprensible como un país que está avanzando e integrándose en el primer grupo como el nuestro exista tanta prensa al servicio de organizaciones paralelas a estas ideologías que tarde o temprano provocarán un daño irremediable.

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Xavi & Míriam
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Violencia e injusticia


Queremos compartir con vosotros queridos lectores un artículo de opinión escrito por el periodista César Hildebrant en su semanario. Lo hacemos porque nos reafirmamos en nuestro objetivo de iniciar el cambio positivo que tanto necesita nuestro querido Perú.

Xavi & Míriam

Es hora de decir la verdad, no solo es fúltbol

De pronto, este país engreído hasta la comicidad, autocomplaciente hasta lo patético, este país, el mío, que se cree la Austria de Sudamérica y el ombligo magnético del mundo, se mira una mañana al espejo y se da cuenta de que también tiene la cara de un barrista pituco, borracho, cocainómano y asesino.

¿Cómo? ¿No es que eran los chutos de abajo los vándalos y los criminales? ¿No era que sólo venían de los pueblos jóvenes? ¿Cómo es posible que culpen del crimen a un tatuado de Eisha, a un Vip de las discotecas, a un modelo del circo beat de Somos?

«Los ricos también matan», dicen, emulados y pares, los barriobajeros que asesinaron a una chica en la avenida Javier Prado arrojándola desde un microbús.

Y esa es la democracia del crimen y el reino de la anomia: lo cubre todo, infecta cada pulgada cuadrada del Perú.

Está en la policía corrompida, en los banqueros que roban con la letra chiquita, en los tumultos de la justicia popular, en el corvo de la difamación y el liquid paper del encubrimiento, en los que conducen alevosamente ebrios, en el Contralor que no controla, en el juez que prevarica, en la fiscal que mira para otro lado, en los militares que trafican en la intendencia, en el fujimorismo tenaz, en los robos de EsSalud, en la tuberculosis invencible, en las leyes que no se cumplen, en los proyectos encarpetados que no se hacen leyes por culpa de los lobistas, en las radios dirigidas por el viento que más sople, en las ventanillas del Estado plagadas de idiotas, en las empresas que aprovechan su posición de dominio cobrando tarifas insostenibles, en los ministros que se venden, en los mandatarios que roban y en los que incumplen lo prometido (que es otra manera de robar), en los choferes de servicio público que matan pasándose la luz roja, en la televisión que embrutece, en el pandillaje que se apodera de las calles, en los gerentes generales que llaman al contador para ver cómo burlan algún compromiso con los trabajadores, en las licitaciones con nombre propio, en las redes sociales que apestan a farándula, en la prensa popular que azuza lo peor de cada uno, en el cartero que se roba una carta, en el alcalde que coimea con licencias y cambios de uso, en los periodistas que se venden en cómodas cuotas, en los profesores que enseñan lo que no han llegado a dominar, en los espíritus de cuerpo, en los adulterios unilaterales y/o recíprocos, en el alcoholismo extendido y el cocainismo que lo invade todo, en quienes aporrean sus mujeres y luego van a misa, en los abogados que oscurecen hasta los mediodías, en las inauguraciones de lo robado e inconcluso, en los encumbramientos falsos, en el racismo que mata la dignidad del otro, en la Iglesia que ya no quiere almas sino botines.

Sí: esa cosa viscosa que algunos llaman anomia y otros mala leche, esa propensión al abuso y a las arcas abiertas, está en todas partes. De arriba a abajo, de izquierda a derecha, de frente y de perfil.

Y todo esto empeoró desde que Sendero Luminoso nos mostró cuan bestias podíamos ser. Y siguió empeorando cuando los militares nos mostraron qué clase de bestia teníamos dentro, bestia a la altura de la bestia que matamos.

Y de esos sarros son estas piorreas.

El fútbol, desde luego, no podía mantenerse al margen. Si el Congreso de los diputados es lo que es, ¿por qué debemos aspirar a instituciones civiles desinfectadas?

Además, el fútbol se presta a la barbarie como ninguna otra actividad.

Miren qué es el fútbol en Inglaterra o en Argentina, en Portugal o Bielorrusia: el ducto grande por el que las muchedumbres hacen de cuerpo en nombre de escudos y leyendas.

Barcelona, por ejemplo, es un caso típico de cómo el fútbol presta sus sedas al odio. Y el Real Madrid, lo mismo. Viví en España lo suficiente como para decir que el Barza es repudio separatista, antimadridismo legañoso y revanchista, sueño de independencia. Con cada gol del Barza las barras recuerdan al Companys fusilado por los nacionales, a la lengua proscrita tantos años, a la identidad perseguida. Y con cada gol del Ma¬drid sus forofos más avezados saborean, de nuevo, el hegemonismo abusivo y católico de Franco, la España unida a culatazos de las derechas, el borbónico grito de José Antonio. Si no mera por la monarquía pegalotodo hace rato que eso habría acabado en otra guerra civil.

Porque uno no se hace hincha de un equipo ¡para amarlo. Uno se hace hincha de un equi¬po para odiar al otro, a la sombra, al de las antípodas. Por eso no se entiende el fútbol sino se da a través de duetos malignos: River-Racing; Colo-Colo-Universidad; Peñarol-Montevideo; Manchester United-Chelsea; U y Alianza.

Cuando el odio está vigilado por la ley, prevalecen los gritos y los gestos. Cuando el odio futbolero se da en una sociedad enferma que mantiene las brasas de otros odios sociales y raciales, entonces viene un animal de andar erguido y te mata a un hijo de 23 años que llevaba la camiseta de la oposición.

No es el fútbol solamente el que hay que adecentar. El Perú, de cabo a rabo, necesíta la reivindicación de la palabra orden, el rescate del concepto de la autoridad, la severidad implacable de la ley. Somos una república que es, en muchos sentidos, un homenaje a la barbarie. Somos Missouri antes de que Jefferson la comprara en 1803. Somos un lejano oeste sin sheriff. Damos vergüenza. Es hora de decirlo y de que el chauvinismo de la chanfainita y el pisco sour se calle por un tiempo. Curémonos con la ley en la mano. Y luchemos porque esa mano sea limpia.