En nuestro querido Perú ya nada nos sorprende, dicen muchos. Pero este tipo de pensamiento es el del aletargamiento mental y mediocridad total durante décadas (o más) venimos callando y tolerando la corrupción que campea a sus anchas desde las entidades del Estado hasta la vida cotidiana.
Un ejemplo claro de esto es el transporte público, donde los choferes y cobradores abusivos tratan mal a sus pasajeros, no respetan señales de tránsito ni paraderos, cobran lo que les parece y nosotros como público usuario bien gracias, callados y a aguantar sin chistar. Otros ejemplos, mucho más graves son los diferentes casos de corrupción que se han descubierto en los gobiernos (petroaudios, licitaciones arregladas, contrataciones indebidas, etc.) y nuestra actitud como ciudadanos ha sido siempre la misma: el silencio taciturno, cobarde, mediocre que se convierte en cómplice de la corrupción porque simplemente avalamos lo que observamos.
¿Por qué no reclamamos? ¿Por qué nadie protesta? ¿Es qué esto es democracia?
La democracia es el poder del pueblo y como tal no la hemos ejercido hasta ahora de manera correcta. Y cada día los casos o situaciones infames que van apareciendo (sin contar las muchas más que se ocultan) parece que ni nos inmutan cuando en realidad están mermando más en la dignidad del pueblo peruano y en el futuro que tenemos como sociedad.
La reducción de la pena de 25 a 20 años de los miembros del grupo Colina, grupo paramilitar del gobierno de Fujimori y del que por todos es sabido cometieron crímenes aberrantes, es un hecho no sólo indignante, es hundir al país en el fondo de la más oscura ignominia pues la traducción de esto es que en el Perú la corrupción, el crimen y la impunidad son más valiosos que la vida humana y la democracia.
¿Y nosotros como pueblo qué hacemos? ¿Por qué aceptamos todo como borregos? ¿Por qué no alzamos nuestra voz de protesta ante tanta ofensa y ruindad?
Mientras sigamos así de aletargados y adormecidos ante la corrupción que viene del Estado y sus poderes (judicial, ejecutivo y legislativo) hasta la situación más simple y cotidiana nuestro país seguirá hundido, atrasado y sin futuro por más que vengan a engañarnos con crecimientos de PBI. El dinero no lo es todo para el desarrollo de una nación, es necesaria la verdadera democracia. Aunque a la mayoría no le guste.
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Xavi & Míriam
www.estamosjodidos.com
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