
¿Qué le pasará a este Uri Ben Schmuel con lo que parece ser su amor platónico con «suseñor» adjetivo antepuesto al nombre escrito correctamente (pues de nuestro nada de nada), refiriéndose al Cipriani ese?
Nos preguntamos hasta donde llega su odio hacia la ciudadanía creyéndose superior y trabajando en un medio público con un despotismo hacia la misma donde sólo se refleja buscar la “sumisión del hombre por el hombre», lo primero que debería hacerse es un alto en el momento de ponerse delante del escritorio y un buen examen de conciencia hacia dónde nos quiere transmitir sus ideas y hasta qué punto el colectivo está de acuerdo con él, pues según parece, nuestra sociedad sí está despertando y no gracias a individuos pensantes tan retrógrados, y luchando para lograr una mejora colectiva o popular como quiera llamarse y ponerse más al servicio de la misma pues con estas ideas y posibles amores solo logrará el olvido.
A ver cuando empezará este atlátere tan clerical a comprender que en una democracia se deben aceptar los resultados que den las urnas y simplemente respetar lo que el pueblo pide; eso sí, en el caso de no cumplirse los programas prometidos exigir responsabilidades hasta las últimas consecuencias. Por cierto el gran ídolo que tenía hasta la fecha, Alan García, ya poco se refiere a él y la verdad nos sorprende.
¡Una pequeña aclaración más!, los patrimonios de la iglesia no debemos olvidar que pertenecen a los pueblos y mientras ésta profesa la humildad y la pobreza no encaja con su imagen y mucho menos en cómo viven la mayoría de sus representantes (nos referimos a las jerarquías tituliteras empezando por el primero que se hace llamar «papa», descaradamente robando el nombre a quienes de verdad lo son.
Xavi & Míriam
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