No negaremos que no es un tema interesante pero lo que no comprendemos es como las dichosas patentes para ellos pueden arruinar países enteros y a sus agricultores debido a que el sobrante de una cosecha no se permite aprovechar para una nueva sino todo lo contrario quedan obligados a recomprar de nuevo, por lo que el precio y diferencia de los mismos queda mermada con el coste de las dichosas patentes, razón por la cual una gran parte de países se oponen a ellos por provocar la ruina.
Por otra parte no se entiende como en nuestra sociedad apoyamos tanto a la no extinción de los derechos sobre las patentes cuando deberían tener un plazo de vigencia irrevocable, pues lo lógico es que quien invente o registre algo pueda aprovecharlo en vida no sus generaciones venideras con renovaciones en reactualizarlas, cuando deberían pasar a ser bienes para la humanidad sin límite alguno.
En cuanto a los falsos argumentos de que no se crearía incentivo sin éste, debemos considerar que es para provecho de quien lo haya realizado pues la experiencia y la historia nos demuestra que el auténtico inventor en un principio no lo hace por el capital sino para su misma necesidad de mejora en el tema en que trabaja pero no así los chupipteros que le rodean o aparecen posteriormente.
En el caso de los transgénicos como ya comentamos en una anteror ocasión es la ruina para el pequeño agricultor pues éstos deben ser adquiridos en cada nueva campaña y pobre de él si le pillan con semillas plantadas de temporada anterior debido a que la demanda ya la tiene encima siendo el coste muy superior a la recolecta, razón por la cual se está apoyando económicamente los productos naturales en Europa.